lunes, 23 de mayo de 2016


      Un viaje sin cuenta
Esa noche, entre tanta gente,  
 una niña subía por la escalera
y un muchacho hablaba por teléfono.
Éramos  sólo dos.
De repente nos elegimos,
 y como un flechazo
apareció proyectado nuestro destino.
Sería sólo un camino.
Incierto, pero único.
Casi  al alcance del hoy lejano.
¡Ánimo! Sin temor, que vamos juntos.
Tomados de la mano, somos uno.
 Cuatro ojos, ven al borde de la senda,
 pimpollos aún por florecer.
Hoy, transitamos por el penúltimo espacio
de nuestro viaje de amor.
Lentamente, no hay premura.
Ni nubes, ni piedras.
Ni nada parejo.
Ojalá sea un recorrido
por el sendero de la buena suerte,
hasta el final de nuestro círculo sin fin.
               Saúl Buk  

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