miércoles, 18 de mayo de 2016

                                        Justicia por mano propia
“Ya es tiempo, llegó el momento de darle un cambio a mi vida”.
Así pensaba, desde ese lugar, Roque Hades.
Siempre había sido el “grandote” mal educado, al que todos rechazaban. En lo único que se destacaba era en la práctica del boxeo. Había sido campeón en un club del barrio de Almagro.
“Estoy satisfecho con lo que hice para tener esta nueva identidad”, se repetía en un total y profundo  silencio.
Él había comprendido que ser violador y asesino, merecía una penalidad diferente  y que la cárcel no representaba suficiente castigo.

“Decidí colgarme en la celda, pero ahora estoy en un pozo, sin aire y sin luz, cubierto de tierra, infectado de lombrices, que pugnan por alimentarse de mí”.

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