Por la mitad
”Estoy
en el primer
piso del café, a unos diez metros de la ventana blanca.
Toda ella es una cuadrícula vidriosa.
¿Qué veo?
En realidad, ¿qué logro ver?
No lo puedo creer. Observo cómo se desplazan
las partes de arriba de los colectivos. Todos cortados al medio.
Yo también pedí un cortado.
La radio sigue sonando. Escribo y escucho.
Con mucho recelo echo un vistazo y veo otro colectivo.
Tiene escrito en su techo: Olivos 152.
La
radio me dice: ¿Cuándo bailamos? Me hace recordar a Sunset. Olivos y baile.
¡Qué
tiempos!
Vicente Lopez-Chacarita, otro colectivo, no sé
que número de línea.
¡Qué me importa! Es rojo y negro. Se va el
colectivo y veo el cartel de propaganda de una marca deportiva en el frente de
un negocio.
Medio florista, entrega medio ramo de rosas.
Medias personas caminan por la vereda de
enfrente.
De la cintura para arriba. Camisas, sacos,
cinturones, se desplazan por el marco inferior del ventanal.
¿Le quitaran la pintura de tanto rasparlo?
Belgrano-Constitución. Celeste y blanco.
Ahora pasan, el rojo, el amarillo. Nunca pensé
que existían tantos colores de colectivos.
No, que chabón que sos, dice la radio.
¿A mí me habla o a quién?
Estoy partido al medio. Me acerco a la
ventana. Ahora sí. Lo veo todo completo. ¿De qué me sirve? No sé de qué me
sirve.
Pongo mi mano como si fuera una visera, pero
sobre la mitad de los ojos.
Ahora
veo la parte de abajo de todo.
Caminan
pantalones, polleras y se arrastran zapatos y zapatillas, entre otras cosas.
¿Adónde
van? ¿Adónde voy?..
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