La
experiencia
Era muy joven y vestía de negro.
La hacía madura.
Se ubicó en la mesa que da a la ventana.
Agitaba su pierna derecha,
mientras su mirada se estrellaba
contra la puerta.
Miró el reloj.
¿A quién esperaba?
Extrajo un espejito de su cartera
y una pequeña caja redonda.
La abrió y suavemente
Con la yema de sus dedos
comenzó a ponerse algo en la cara.
Se observaba en el cristal plateado… y corregía.
Hasta que al final sonrió.
Miró el reloj.
Apretó sus labios.
Ya no movía la pierna.
Suspiró profundo.
Sus ojos azules “pixelaban” la entrada del bar.
Golpeó con ambos tacos el piso.
Me reconoció.
Un extraño gesto apareció en su rostro.
Fue algo como: ¡y bueno, sucede!
Comenzó a caminar en el sentido de la flecha
que indicaba la salida.
Saúl Buk
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