Cita a ciegas
Llegaron casi juntos.
Se sentaron enfrentados
en una mesa del bar del primer piso,
Mientras saboreaban
el café
las señas convenidas fueron desnudadas.
Él era mayor, canoso y casi calvo.
¿Trataba de seducirla?
Lo que yo no entendía era: ¿Cómo lo
hacía?
Ella era una joven rubia de uñas
rojas.
El relleno celeste de sus órbitas se
clavaba en el celular.
Dos extensiones de sus manos,
se movían velozmente sobre el
teclado.
Él hacía lo mismo y sus pulgares
temblaban.
¿La comunicación sería siempre
virtual?
Satisfacían su ego, mostrando a
intervalos,
los rectángulos blancos que asomaban
detrás de sus labios.
¡Oh sorpresa!
Se levantaron para darse un beso en
las mejillas.
¡Tibio! ¡Tibio!
Se reubicaron en sus sillas
para continuar con su esforzada tarea.
Sus emoticones se reían en serio.
Intercambiaron una mirada cómplice.
Otra vez sus cuerpos abandonaron el
formato de la silla,
para estirarse verticalmente.
¿Sería un ritual?
Brindaron con las tacitas de café en
alto.
Juntaron sus labios,
resistiendo la carnosa separación.
Chocaron
los celulares y se fueron.
Saúl Buk
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