Saúl
Buk
“Un
comienzo”
Capítulo 9.
Con
un leve soplido le quité las cristalinas lágrimas que empañaban sus hermosos
ojos verdes; deseaba que ella viera con claridad su nueva casa.
−
Ángel, me encanta tu departamento pintado de blanco, pero no veo muebles –
me dijo− mientras abría grande el óvalo de sus párpados para
ver si no estaba confundida. ¿Vivís en un espacio vacío?
−
No, no es así− le respondí – en este momento no podes observar
todo lo que hay, pero son ambientes totalmente amoblados.
−
¿Cómo que no puedo?
−
Sí, Venus, mi amor, está todo en otra dimensión, pero de inmediato lo paso a
equivalencia terrenal. Quiero que lo disfrutemos juntos.
Simplemente
me concentré, mis neuronas decoradoras trabajaron a todo vapor y el interior se
hizo visible para Venus.
−No
lo puedo creer, ahora lo veo todo, me encanta. Están muy bien combinados los
colores y las formas.
Comenzó
a recorrer la cocina, el comedor y cuando llegó al dormitorio, una mueca de su
cara, me hizo comprender que se había sorprendido al ver una cama matrimonial.
Me miró algo angustiada. La doble barrera que constituían sus labios y sus
dientes no le permitieron preguntarme nada. Sus ojos se habían agrisado. Eran
dos signos de interrogación que no dejaban de apuntarme.
−
Venus cambié mi cama anoche porque sabía que vendríamos a vivir juntos.
Aliviada,
sonreía, mientras investigaba detrás de las puertas de cada placar.
−
¿Cuál es el mío?− me preguntó.
−
El que quieras, no hay problema− le respondí.
Recorrimos
todos los ambientes tomados de la mano, mientras recordábamos los increíbles
momentos que habíamos vivido en el Juramento y Cabildo transformado.
De
repente, pareció salir del encantamiento en el que se encontraba y volvió a su
realidad.
−
Mañana voy a ir al diario para que publiquen el artículo que se va llamar
“Venus y Ángel, un amor posible” y un subtítulo: Relaciones de una humana con
un ángel. Es probable que muchos lectores no lo crean o desconfíen, como es
habitual. Si ocurriera tal circunstancia tendré que utilizar mis relaciones con
los periodistas de los canales de televisión y nos presentaremos para que el
mundo corrobore mi embarazo que será evidente.
No
respondí, pero la propuesta de exposición en la pantalla chica no fue de mi agrado.
Ella
continuó hablando pero yo estaba programando algo que le quería ofrecer más
tarde. Venus caminaba y se acariciaba la pancita.
−
Nueve meses de embarazo son muchos meses ¿no es cierto Ángel?
−
Tal vez, pero eso no lo disponemos los habitantes de este universo. Lo que te
puedo decir es que exacto el tiempo de maduración de un bebé humano en el útero
materno, como todos lo saben.
−
Si se pudiera acortar, que bueno sería− me dijo ansiosa.
−
Hay una forma de hacerlo y es justo lo que estaba pensando cuando entramos−
le respondí.
−
No me digas, eso me alegra.
−
Mirá Venus, en el cielo no es que los meses pasan más rápido, sino que el
tiempo no se contabiliza, entonces cuando te encuentres ahí te dará la
sensación que pasa más rápido. Para ser gráfico, te diría que es como si todos
los que ascienden arrancaran las agujas de sus relojes y las dejaran clavadas
en la tierra.
−
¿Y los que tenemos relojes digitales?− me preguntó con su mejor sonrisa.
−
En ese caso deberían sacarle las pilas ¿No te parece?
−
Muy ingenioso.
−
Bueno Ángel, digamos que mañana temprano iría a la redacción, dejaría un
informe completo, que voy a redactar esta noche, sobre todo lo que ocurrió y está
sucediendo entre nosotros. Casi seguro que se va publicar en la página central
del suplemento dominical y yo quiero verlo, porque disfruto mucho cuando veo mi
nombre indicando quien es el autor del artículo. Voy a hablar con el director y
le pediré licencia a partir del lunes hasta el día del parto.
−
Sería muy bueno para conservar el trabajo que tanto te gusta. Me encanta el
proyecto, luego vendrán por nosotros para transportarnos−
le dije titubeando.
− ¿Y cómo es el
viaje?, porque me estoy acostumbrando a muchas cosas, pero esto de irnos vivos
al cielo…
−Será una agradable sorpresa− le susurré al oído y la besé cuando ya
estábamos llegando al borde de la cama.
Saúl Buk 01-05-2018
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