Saúl Buk
“Un
comienzo”
Capítulo11.
Me
hice invisible frente al espejo y esperé a que llegue la noche, escondido
detrás de un holograma. Un suicidio visual. No quería verme desnudo. Me sentía
casi culpable de algo que había hecho en mi noche de bodas, pero quería repararlo.
¿Era realmente malo lo que había ocurrido? La duda me acosaba. Por momentos
pensaba que esa relación sexual… Para corregir esa situación tenía que
transgredir mis propias leyes. No quería ser Sísifo. ¿Tenía que preguntarles a
mis ángeles amigos que vendrían esa noche o resolverlo por mi cuenta? Al final
de tanto cuestionamiento decidí por otra opción, tal vez más lógica, consultarlo
con Venus, tal como se lo había prometido. Esa noche al acostarnos quise
iniciar una conversación pero no junté en mi bolsa de valores el coraje
necesario. Venus no lograba dormirse, se revolcaba en la cama. Era de
madrugada. Yo estaba incómodo por un lado por mi debilidad para encararla y
preocupado porque no sabía que le sucedía.
− ¿Qué
te pasa Venus?− le pregunté.
− No
puedo conciliar el sueño. Quiero ver el diario. Ya me levanté tres veces para
ver si al vecino se lo habían depositado en el umbral de su puerta, pero parece
que es muy temprano.
−
Más tarde podemos ir a comprarlo.
−
Si Ángel, pero recién son la cinco de la mañana.
−
Tené paciencia, igual mañana nos vamos. Aprovechemos que estamos despiertos
para hablar de nuestra noche de bodas.
− Dale.
−
Venus, tengo muy claro que al no tener genitales externos, como los humanos, el
acto sexual no se logró consumar como corresponde.
−
No te preocupes Ángel, lo importante es el amor que nos une.
− Si, pero el complemento es necesario. Los humanos
están armados de tal forma que lo que le sobra a uno le falta al otro. Eso hace
que se ensamblen perfectamente. El espacio virtual es ocupado por el volumen
físico. Son un rompecabezas perfecto.
−Nuestro
caso es especial. Si fuéramos como todos los demás no habría artículo en el
periódico− me dijo Venus, mientras me acariciaba.
Tenía
enterrada en la piel la sanguijuela de la periodista. Ella amaba su profesión y
estaba dispuesta a sacrificar casi todo con tal de seguir publicando en los periódicos.
Me lo había confirmado en distintas oportunidades.
A
las siete de la mañana interrumpió la conversación en forma abrupta (como era
su costumbre).Se fue al pasillo a buscar el diario. Regresó saltando. Parecía
que la alegría la impulsaba hacia arriba y su propio peso la depositaba cada
vez sobre el piso.
−
Está el artículo, Ángel y una foto gigante de nosotros dos.
−
¿De dónde salió la foto?− le pregunté.
−
Les llevé una selfie que nos habíamos tomado en el bar del primer piso, nuestro
primer nido.
−
No me consultaste, Venus.
−
¿Era necesario?
−
En realidad, no o no sé o tal vez, bueno…no. No lo era.
Yo
le hablaba, mientras ella se devoraba el artículo. Ella sonreía y se acariciaba
la pancita. Me remarcaba palabras o frases como: “increíble que suceda” o “revolución
en el universo”. Lo que más le agradaba de toda esta historia, era que ella era
la autora de todas esas letras.
−
¿Ya lo leíste, Venus?
−
Dos veces y lo leería dos mil.
−
Te comento que mis amigos los ángeles, vinieron anoche y me comunicaron que el
lunes a las dos de la mañana en Cabildo y Juramento la gente va a percibir un
tornado pequeño que sólo ocurrirá en esa esquina de Buenos Aires. Nosotros
debemos esperarlos en la puerta del café del primer piso. En ese momento una
nube bajará y nos llevará hasta el centro del asfalto. Por efecto del viento
arremolinado nuestra visión desaparecerá por unos instantes, pero debemos confiar.
Cuando arribemos al lugar indicado encontraremos al tacto algo parecido a dos
sillas en las cuales nos sentaremos. En ese preciso instante percibiremos que
dos cinturones de seguridad nos amarraran. El viento se intensificará y un
movimiento helicoidal, en el cual estaremos inmersos, nos transportará en pocos
segundos al lugar donde habitan normalmente los ángeles. Entonces iniciaremos
nuestra verdadera luna de miel en el cielo.
−
Cuando regresemos voy a publicar con lujo de detalles lo que me estas contando,
pero primero quiero vivirlo. El director del diario va a enloquecer.
−
Te tengo que comentar cual va a ser la solución para nuestros encuentros
íntimos ni te lo imaginas.
− Ángel, ya te dije que no me preocupa demasiado,
pero...
Saúl Buk
07-05-2018
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