Saúl Buk
Encierro
Por esa carta que me enviaste,
( mis manos
nunca la habían palpado)
fui hasta
el buzón de la esquina.
El maldito
se erguía frenético
y rojo de ira me gritaba:
“el único
mensaje
que yace en
mi piso,
es el tuyo”.
Abrió su
boca negra.
Creí que
bostezaba.
Sin embargo
me invitó a pasar.
En su
oscuro interior, pude leerla.
El fondo
como un imán me atraía.
Nadie me
había develado
que fui mi
propio traidor.
Ahora que
lo sé,
deseo salir
del encierro,
quiero y no
puedo.
Saúl
Buk 20-07-2018
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