Bulimia
musical
Inquieta, batuta en mano,
la soprano- directora
lanzaba sus agudos al aire
y gesticulaba con insólita fuerza.
El público se reía.
Deliraba ante la reiterada cacofonía.
Muy glotona, se tragaba todas las notas.
Los músicos, perplejos, enmudecieron.
Finalizado el concierto estallaron los
aplausos.
Asombrada por ese ruido, cariñoso pero inesperado,
huyó del escenario como una liebre.
No pudo agradecer.
Detrás de bambalinas comenzó a vomitar.
Como sabía algo de música,
utilizó su método tan ordenado:
primero las notas enteras, luego las semis.
Odiaba las cosas por la mitad.
El resto ya no tenía importancia.
Todas, de do a si, chocaron contra el fondo…
del inodoro.
Memorizando esos húmedos sonidos,
elaboró la partitura
de su famoso concierto, intitulado:
“Fuga del escenario con acompañamiento
acuoso en lo profundis”
Saúl
Buk 27-04-2017
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