Un triste silencio
La nube
detrás del cerro,
me espiaba.
¡Qué atrevida!
Yo la
conozco,
es la misma
que derramó sus lágrimas
cuando
llovió.
Un sinfín
de perlas líquidas me acariciaban.
Sólo pude
contestarle con letras,
góticas,
muy cuidadas.
Fue un amor
imposible.
Llegó la
noche.
Quité el
cerro de mi vista,
pero la
nube se había ocultado.
“Mañana no
estaré yo”,
le grité
desesperado.
Un triste
silencio
nos
invadió.
Saúl Buk
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