jueves, 18 de febrero de 2016

                                                             AHORA SÍ     
En el velatorio de la calle Morgue, se habían reunido familiares y  amigos de Juan Carlos  Resus.Citado varias veces en algunos diarios locales a raíz de ciertas incoherencias en su vida personal.
Por mencionar alguna se decía que se había olvidado de ir a su propio casamiento.
Entre los amigos que habían  concurrido se hallaban dos comisarios de la seccional  noventa.
-Fue una muerte extraña y repentina, dijo el mayor de ellos.
-Debieron haber investigado, respondió el otro.
-Claro que sí, a los cincuenta años es raro que esto ocurra, le contestó dudando.
-Tal vez se cayó de algún sitio alto.
-No creo, no hay indicios.
-¿Qué dice el certificado de defunción?
-Paro cardíaco no traumático.
Entonces fue un síncope.
Un médico que escuchaba por curiosidad terció” puede haber sido una hemorragia interna.”, lo dijo sólo por intervenir.
La conversación iba subiendo de intensidad.Los vecinos presentes también opinaban e hicieron diagnósticos
Dos señoras gordas (una de negro y la otra con blusa roja) se habían ubicado al costado del féretro.Lloraban, no lo conocían pero lloraban.
Una voz poderosa como un trueno irrumpió en el ambiente.Se escuchó claramente un NO-NO-NOOO.
El comisario que estaba de espaldas, giró y vio al ”difunto” sentado.
.Espantado atinó a preguntar:”no,¿qué Juan?.”
-No fue así como ustedes suponen.
-¿Cómo fue?,se oyeron varias voces.
La mujer gorda de negro, al escuchar y ver esta escena, se desplomó sobre el cajón con tanta fuerza, que lo volteó.
Juan voló y luego golpeó su parietal izquierdo contra el piso de mosaicos.
Un hilo de sangre salía de su oreja.El charco dibujado simulaba una silueta gigantesca y acusadora.
-Ahora sí, dijo el comisario.Con un pañuelito de papel secó su frente transpirada.

                      Saúl Buk         

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