Otra vez será
Se
estremecieron, las que parecían
desocupadas
sillas del bar.
Miré a los
agitados fantasmas.
Cada uno en
su asiento,
hacía
equilibrio para no derramar el café.
Yo ya no
estaba sólo.
Desde sus
agujeros me sonrieron
aquellas sábanas blancas.
Ellos veían
venir
a la chica
del pantalón blanco
que ansiosa
observaba las paredes;
y yo a ella.
¿Intuían
que se sentaría a mi lado?
Se acomodó
en la mesa vecina.
Esperé.
Extrajo el
cable del celular
y lo
ensartó con rabia
en el único
enchufe que encontró.
Tuve
suficiente motivo para ponerme triste.
Choqué tan
fuerte mis dos pares de pestañas
que tal vez
hicieron ruido.
Desilusionado,
abrí mis persianas,
pero ya era
tarde.
Saúl Buk 18-12-2017
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