jueves, 5 de enero de 2017


                               Gris
                          (cuentema)
El blando ángulo formado por el pulgar y el índice,
comprime sus labios.
Ambos ojos atraviesan  sus lentes
y se estrellan contra la computadora.
Arruga su frente y vacila.
¿La máquina lo provoca?
Bueno, él no le habla, solo aprieta las teclas.
¿Sufren o son de plástico?
 La otra mano se aferra al teléfono móvil.
 El auricular queda aplastado contra su oreja.
Vibra el tímpano enloquecido.
Todo conectado; sin quererlo sacude su calota.
Lo veo en terapia… intensiva.
Mutan las imágenes en la pantalla,
pero el tipo sigue serio.
La mano derecha para el ordenador,
la izquierda para el telefonito.
Repite y repite.
Eso sí, siempre respeta ese orden.
Reacomoda su trasero en la silla.
Ya está apoltronado, casi petrificado;
entonces se dibujan las curvas y parece una S a contramano.
Cuando abandone su internación en este café,
le voy a preguntar si se curó.
¡Ah! y quién le dio el alta.
¿Habrá sido el mozo?
         Saúl Buk  

                               Gris
                          (cuentema)
El blando ángulo formado por el pulgar y el índice,
comprime sus labios.
Ambos ojos atraviesan  sus lentes
y se estrellan contra la computadora.
Arruga su frente y vacila.
¿La máquina lo provoca?
Bueno, él no le habla, solo aprieta las teclas.
¿Sufren o son de plástico?
 La otra mano se aferra al teléfono móvil.
 El auricular queda aplastado contra su oreja.
Vibra el tímpano enloquecido.
Todo conectado; sin quererlo sacude su calota.
Lo veo en terapia… intensiva.
Mutan las imágenes en la pantalla,
pero el tipo sigue serio.
La mano derecha para el ordenador,
la izquierda para el telefonito.
Repite y repite.
Eso sí, siempre respeta ese orden.
Reacomoda su trasero en la silla.
Ya está apoltronado, casi petrificado;
entonces se dibujan las curvas y parece una S a contramano.
Cuando abandone su internación en este café,
le voy a preguntar si se curó.
¡Ah! y quién le dio el alta.
¿Habrá sido el mozo?
         Saúl Buk